El tumor que crece en el cuello útero es el denominado cáncer de cuello uterino. Para los ginecólogos, un tumor absolutamente evitable debido a que su ubicación lo hace perceptible a la vista en una revisión del especialista y además, tiene una etapa pre invasiva o pre cancerosa que es detectable a través del Papanicolau. (PAP)
El doctor Fernando Heredia, gineconcólogo de Clínica Andes Salud Concepción, ha sido publicado en tres ocasiones en la prestigiosa revista International Journal of Gynecological Cancer, superando a los 500 estudios presentados para aparecer en las páginas de una de las publicaciones más importantes a nivel mundial en la subespecialidad Ginecología-Oncología. Su investigación original se titula: “Resultados oncológicos y obstétricos después de la quimioterapia neoadyuvante seguida de cirugía para preservar la fertilidad en pacientes con cáncer de cuello uterino” y explica que, “Básicamente se trata de la implementación de técnicas médico-quirúrgicas para preservar la fertilidad en pacientes con cánceres de cuello uterino en etapas iniciales. Esto se venía haciendo hace un tiempo pero a nivel microscópico pero ahora es posible hacerlo en tumores un poquito más grandes”.
Conservar la fertilidad cuando el órgano afectado por cáncer es el que alberga el embarazo supone una complicación más que importante. “Tiene varias connotaciones quirúrgicas que son difíciles y además un manejo multidisciplinario que involucra al equipo de oncología médica porque hay pacientes que antes de llegar a la cirugía requieren quimioterapia”. Por ello, la idea es detectar los tumores cuando sean más pequeños, como en cualquier cáncer, pero en este caso específico la connotación de esto es mayor: “Porque logramos preservar el útero a mujeres jóvenes que no tienen hijos y que se ven enfrentadas a un tumor que es relativamente frecuente dentro de la incidencia mundial de tumores ginecológicos. Además, si estos tumores no superan los 2 cms., la paciente se opera sin pasar por quimioterapia y luego sigue con su vida normal”, decreta el doctor Heredia.
Cuando los tumores son más grandes, se da quimioterapia, se reduce el tamaño tumoral, se limita la probabilidad de que este tumor se disemine o tenga factores que obliguen a realizar radioterapia después de la cirugía, lo que termina por completo con cualquier posibilidad de mantener la fertilidad en la mujer por el daño que sufren tanto ovarios cono útero con la radioterapia.
El PAP es el examen a través del cual es posible detectar el cáncer de cuello uterino es por eso que el doctor de Andes Salud Concepción recuerda: “La insistencia en hacerse el Papanicolau todos los años permite que no haya ninguna posibilidad de desarrollar un cáncer de cuello uterino”. Heredia agrega que la mayor parte de las pacientes que desarrollan este tipo de cáncer son aquellas que nunca se han hecho el examen. Una realidad innegable y lamentable
Gracias al plan ampliado de vacunación, niñas y niños de entre 9 y 11 años pueden recibir la vacuna contra el Papiloma Humano, principal causante de esta patología, lo que implicará que de aquí a 30 años no debiese existir la elevada tasa de incidencia que existe hoy.
Además de la vacuna mencionada, el Dr. Heredia insiste, “En Chile, en los últimos 20 años, continúan muriendo 2 o 3 pacientes al día a causa de esta patología. La gente más joven ha dejado de hacerse el Papanicolau y con esto de la pandemia, las mujeres en general han dejado de controlarse, lo que es preocupante. Porque si bien vemos con esperanza que, lentamente van bajando las tasas de Covid, vemos con mucha preocupación como se viene la avalancha de pacientes con cáncer de cuello uterino. El año pasado se diagnosticaron la mitad de los cánceres que se diagnostican anualmente en Chile y eso significa que esa otra mitad no diagnosticada va a llegar y va a llegar con la enfermedad más avanzada de lo que hubiesen llegado si se hubieran controlado el año pasado”.
El cáncer de cuello uterino tiene una característica única y es que da síntomas 8 a 10 años antes de que se establece como tal y ese síntoma es la alteración del PAP que detecta las lesiones antes de que se produzca el cáncer. De allí el llamado del doctor Heredia a hacer de este examen una costumbre anual desde que se inicia la vida sexual activa: “Hay que controlarse, perder el temor, es la única forma de detectar a tiempo o no desarrollar el cáncer de cuello de útero”.
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